La ira es una de las emociones más presentes en la vida moderna. Tanto si está bien escondida en nuestro interior como si se expresa con violencia, nos molesta y nos hace sentir culpables. Después de todo, ¿a quién le gusta alguien que siente ira?

Ciertamente, la ira puede llenar a alguien de una energía tan intensa que es casi imposible estar a su alrededor sin sentirse afectado. Muchas son las reacciones: sentir también ira, miedo, vergüenza o simplemente fastidio. En cualquier caso, muy pocos de nosotros seríamos indiferentes o compasivos ante ella.

Luego, cuando esta ola de ira desaparece, queda la vergüenza, el malestar, las consecuencias -objetos rotos, relaciones rotas, accidentes- y un sentimiento de arrepentimiento muy grande.

Es muy probable que, por ello, muchos intenten reprimir su ira ocultándola tras sonrisas complacientes, alimentándose rápidamente, lanzando o aplastando objetos, practicando algún tipo de deporte o incluso convirtiéndose en personas duras, cerradas o irónicas.

la ira es algo tan natural que mejor que intentar ocultarla es simplemente dejarla fluir libremente

En un estado de contención la ira no hace más que acumularse y hacerse cada vez más poderosa, de modo que basta un solo motivo, aunque sea el más tonto, para que se libere totalmente. Es entonces cuando la persona, hasta entonces tan controlada, aparecerá ante sus familiares y conocidos totalmente cambiada, alterada, haciendo cosas increíbles. La gente no podrá entender cómo algo taninsignificante generó una reacción tan tormentosa.

Aun así, la ira es algo tan natural que es mejor que intentar ocultarla, es simplemente dejarla fluir libremente. Por eso nuestro esfuerzo no debe ser contener la ira, debemos dejar que se exprese y que se vaya de forma natural, ya que sus raíces están plantadas en una sola voluntad muy presente: la voluntad de controlarlo todo.

Lo que más genera ira en nosotros es nuestro sentimiento de impotencia ante nuestra incapacidad para controlar a una persona, una situación o a nosotros mismos.

Controlar significa generar algún tipo de tensión. Esto explica por qué a alguien le resulta tan difícil superar una adicción, perder peso o incluso relacionarse con los demás cuando lo que le mueve es la sensación de control.

Así que cuando sientas rabia, pregúntate "¿qué estoy intentando controlar?" y acepta que no te corresponde a ti dominar la situación ni a nadie. Intenta adaptarte, relajarte y encontrar otras formas de resolver lo que necesitas. Echa un vistazo a algunos consejos:

• Lo primero que hay que hacer es no negar la ira. Existe, así que acéptala;
• Gran parte de nuestra ira se genera por cosas sin importancia, así que valora si realmente merece la pena arruinar el momento, e incluso el día, por un malentendido o algo fuera de lugar;
• No te desquites con personas, plantas, animales, objetos o incluso con tareas que puedan "impregnarse" de esa energía, como preparar comida para ti o para otra persona;
• Por último, no culpes a nadie de lo que sientes. La ira empezó en ti y acabará en ti. El mundo exterior es sólo una excusa.

Por último, no tengas miedo de la ira, no la escondas, ¡libérala!